Yong Street, Willowdale

Robin Collyer se dedica a la fotografía urbana desde 1992. De sus imágenes, aunque a primera vista nos resulten familiares, emana una impresión de extrañeza. El artista borra mediante ordenador todos los textos de los ambientes fotografiados. Al quitarles todo el sentido y la funcionalidad a los sistemas de comunicación de masas —letreros, carteles, periódicos— el artista denuncia la contaminación visual de que son víctimas sus contemporáneos y demuestra la supremacía de la señal y de los escritos en el espacio. Transforma así, con un gesto minimalista, libros, cajas o kioscos en esculturas, reencontrándose con su vocación inicial de artista plástico.