Artista/ponente
Dora Maar
Peintre, Photographe

Dora Maar
(Henriette Théodora Markovitch, dite Dora Maar)
Peintre, Photographe
Nationalité française
Nacimiento: 1907, Paris (France)
Defunción: 1997, Paris (France)
© Adagp, Paris
Biografía
Dora Maar dejó su impronta en la primera mitad del siglo XX con su fotografía comprometida y surrealista. Esta intelectual de espíritu libre, fue una de las pocas mujeres y fotógrafas que participaron activamente en el surrealismo a través de sus fotografías puras como Portrait d’Ubu [Retrato de Ubu] y fotomontajes como Le Simulateur [El simulador]. Dora Maar perteneció a esa generación de mujeres que se emanciparon a través de la profesión de fotógrafa en la década de 1930, en una época en la que se estaban desarrollando la prensa ilustrada y la publicidad. Su encuentro con Pablo Picasso en 1935 la condujo gradualmente a la pintura, un medio que ya no abandonaría hasta el final de su vida en 1997.
Nacida en 1907 de padre croata y madre francesa, Dora Maar –cuyo verdadero nombre era Henriette Théodora Markovitch– pasó su infancia entre Francia y Argentina, donde su padre trabajaba como arquitecto. Se trasladó definitivamente a Francia en 1920 y en 1923 se matriculó en la Escuela de Artes Aplicadas para Mujeres, conocida como el «Comité des dames», que formaba parte de la Unión Central de Artes Decorativas. Estudió pintura en la Académie Julian y con André Lhote antes de completar su formación en la Escuela de fotografía del ayuntamiento de París.
En 1931 recibió sus primeros encargos y abrió un estudio fotográfico con el decorador de cine Pierre Kéfer en Neuilly-sur-Seine. Ambos realizaron retratos, fotografías publicitarias y de moda, con la firma «Kéfer-Dora-Maar», aunque Dora Maar fuese la única autora en su mayor parte. Durante esta colaboración, que duró cuatro años, publicaron en varias revistas.
En 1935, Dora abrió su propio estudio en el número 29 de la rue d'Astorg de París. La artista continuó con sus trabajos por encargo, al tiempo que se acercaba a los surrealistas, cuyo compromiso y sensibilidad artística compartía. Paralelamente al estudio, Dora Maar practicó la fotografía callejera, inmortalizando a los marginados en Barcelona, París y Londres. Siguiendo una línea muy recurrente en los surrealistas, se entregó al azar objetivo, explorando lo extraño y lo mágico de la vida cotidiana en las calles, los escaparates o las ferias. Fue una de las únicas fotógrafas que participó en las exposiciones surrealistas. También fue una de las pocas mujeres del grupo, famoso por su tendencia a reducir a las artistas femeninas a la categoría de musas. Dora Maar mantuvo su independencia al tiempo que entabló una amistad sincera con Paul y Nush Éluard, André Breton y Jacqueline Lamba, Georges Hugnet, Lise Deharme y Léonor Fini, varios de cuyos retratos pintó.
En el invierno de 1935-1936, Dora Maar conoció al pintor Pablo Picasso. Fue ella quien pintó por primera vez el retrato de Picasso en su estudio y lo inició en los experimentos del cuarto oscuro. En la primavera de 1937, documentó el proceso de creación de Guernica en el estudio de Picasso. Ambos comenzaron un romance que duró casi ocho años. Dora Maar se convirtió en el tema de docenas de cuadros de Picasso. Animada por él, lo pintó a su vez, dando así un giro hacia la pintura.
A partir de 1945, dividió su vida entre París y Ménerbes, un pueblo del Luberon. La ruptura de su relación con Picasso, la muerte de su madre y después la de su íntimo amigo Nush Eluard la sumieron en un período de fuerte depresión. La religión católica le ofreció una fuente de paz duradera.
Artísticamente, Dora Maar trabajó con paisajes y se pasó a la abstracción gestual en la segunda mitad de la década de 1950. Aunque siguió creando, cada vez expuso menos. En los años 1980, realizó fotogramas con gestos pictóricos, reconciliando así las dos formas de expresión que más le gustaban.
Tras su muerte en 1997, sus obras se vendieron en subasta, revelando brevemente un prolífico trabajo que hasta entonces se había mantenido en secreto. En 2019 se celebró una gran retrospectiva en el Centre Pompidou, que propuso una nueva interpretación de su obra y de esa parte menos conocida de su trabajo.